La historia perdida.
En el llamado Popol Vuh estaba pintada la llegada de los primeros pobladores venidos desde el otro lado del mar.(2) Allí estaba contada la historia de la obscuridad y la vida que se halló en las nuevas tierras. Ese era el primer libro que fue pintado antiguamente.(3) En el gran relato se vió cómo fueron formados el cielo, la tierra y el infierno; como fue dividido cada uno en cuatro puntos al extender la cuerda de la medición. Con cuatro puntos se formaron los cuadrados que fueron divididos en tres: el cuadrado del cielo, el cuadrado de la tierra y el cuadrado del mundo subterráneo.
Las generaciones humanas: el hombre animal, el hombre de barro, el hombre de madera y el hombre de maíz
Mientras los Formadores trabajaban, pensaron que cuando se hiciera la claridad tenía que aparecer un ser que los invocara y para ello debía saber hablar, nombrar. Y habría de comer, beber y respirar. Para el futuro ser crearon un mundo adecuado que tenía tierra, agua, aire, plantas y animales. Y estando terminada la creación, dijeron a los animales: “¡Hablad y alabadnos!” Pero no se logró que hablaran. Cada uno de los animales chilló de modo diferente y el Creador y el Formador se dijeron: “No hemos conseguido que los animales hablen e invoquen nuestro nombre. Esto no está bien. Vuestras carnes serán trituradas. Y los animales sirvieron para alimento unos de otros.
Al acercarse la aurora se dijeron que debían apurarse y realizar otro intento. Con lodo hicieron al hombre pero este no movía la cabeza ni los miembros. Al comienzo hablaba pero no tenía ningun entendimiento. Primero se endureció pero luego se humedeció en el agua y ya no se pudo sostener en pie. Entonces deshicieron su obra y discutieron en consejo.
Los Formadores platicaron y decidieron poner alimento y bebida saludable en el interior del ser humano, por ello de maíz blanco y amarillo formaron su carne y prepararon líquidos con los que hicieron su sangre, produciendo su gordura y vigor. Como parecían hombres terminaron siendo hombres. Fueron buenos y bellos, fueron dotados de inteligencia. Miraron y prontamente su vista se alargó alcanzando a ver todo lo que hay en el mundo. Prontamente dieron gracias al Creador y al Formador. Dijeron: “hablamos, pensamos, sentimos y conocemos lo que está lejos y cerca, vemos lo grande y lo pequeño en el cielo y en la tierra”. Pero al Formador y al Creador no les gustó lo que escucharon de sus criaturas. “No está bien lo que dicen nuestras obras, ¿serán más que criaturas y acaso dioses como nosotros? – dijeron los Primeros Padres. Luego se reunieron en Consejo y discutieron el futuro de sus criaturas porque tenían temor a que no se multiplicaran, a que no se reprodujeran cuando comenzara la era de la salida del sol. Por todo ello los dioses discutieron una y otra vez hasta que decidieron infundir el sueño y velar los ojos humanos permitiendo que vieran solamente lo que estaba a corta distancia. Así fue suprimida la sabiduría del origen de la raza Quiché. El Creador y el Formador crearon a las mujeres y cuando los hombres despertaron de su sueño se alegraron sus corazones a causa de sus esposas.(4)
Destrucción del falso Principal Guacamayo a manos de Maestro Mago y Brujito.(5)
Todavía no había salido el sol sobre la superficie de la tierra y ya había uno llamado Principal Guacamayo, que se ufanaba de su poder y sus virtudes. Principal Guacamayo contaba la historia de aquellos que habían perecido a causa de los diluvios de agua y también de una sustancia oscura como resina que había caído de los cielos.(6)
Durante mucho tiempo los hombres tuvieron que caminar por lugares desconocidos huyendo del frío y buscando alimento.(7) Usaban el fuego pero cuando se les apagó, tuvieron que inventarlo frotando maderas. Al principio se encontraron con el mar y caminando sobre él en medio de un inmenso frío llegaron a otras tierras. El sol y la luna no se veían. Las tribus se habían separado tanto a lo largo del tiempo que cuando un grupo se encontraba con otro ya no se entendía. Era el tiempo en que se buscaba el sol que calienta y los bosques y los animales. No había casas y sólo las pieles de algunas fieras servían de abrigo. Pero cuando los pobladores primeros llegaron a las tierras llenas de selvas y ríos y volcanes, Principal Guacamayo quería hacer creer que él era el sol y la riqueza y que a él debían los hombres su obediencia.
Dos dioses, dos engendrados que se llamaban Maestro Mago y Brujito, descubrieron a Principal Guacamayo trepando a un árbol para comer sus frutas. Sin ser visto, Maestro Mago se fue acercando al árbol hasta que estuvo a una distancia prudencial. Apuntó su cerbatana hacia Principal Guacamayo y en el momento oportuno lo tiroteó plantándole un dardo en la mandíbula. El infeliz cayó al suelo gritando a voz en cuello. Maestro Mago corrió con la intención de ir a matarlo pero al llegar hasta él fue asido violentamente, fue sacudido, hasta que Principal Guacamayo arrancó uno de sus brazos huyendo con él. Llegado a su casa, el jefe Guacamayo puso el brazo sobre el fuego para que su dueño fuera a buscarlo. Por su parte, los dos engendrados partieron en busca de su abuelo Gran Cerdo del Alba y de su abuela Gran Tapir del Alba y con ellos tramaron un ardid. Convertidos en dos niños, los engendrados acompañaron a sus abuelos a casa de Principal Guacamayo. Viéndolos llegar, el jefe Guacamayo estaba tan extenuado por el dolor de su mandíbula que se dirigió a los extraños preguntando si podían curarlo. Estos respondieron que eran expertos en ese arte y pusieron manos a la obra asegurando el rostro ensangrentado del jefe Guacamayo. Mientras este gemía, los visitantes le amarraron fuertemente la cabeza, el cuello, los brazos y loa piernas. Entonces comenzaron a desollarlo. Completamente lo desollaron despojándolo de las piedras preciosas y de los metales refulgentes de los que tanto se ufanaba. Así murió Principal Guacamayo a manos de Maestro Mago y Brujito cuando estos fueron a recuperar el brazo que finalmente fue pegado perfectamente en el cuerpo de su dueño. Los dos engendrados obraron así para acabar con la maldad en el mundo habiendo ejecutado la Palabra de los Espíritus del Cielo. Luego, los engendrados se dirigieron prestos a cumplir el mandato que les habían encomendado las potencias del Cielo, las Palabras del Cielo que son: Maestro Gigante (Relámpago), Huella del Relámpago y Esplendor del Relámpago. Esas grandes fuerzas del cielo les habían ordenado destruír también a los dos descendientes de Principal Guacamayo: un hijo llamado Sabio Pez-Tierra y otro hijo llamado Gigante de la Tierra. Ellos asolaban la vida y fueron muertos por los engendrados. Así, muchas fueron sus obras pero les quedaba encerrar al mal en su territorio porque estaba diseminado por todas partes y mezclado en todas las cosas.
El juego de pelota en los infiernos: descenso, muerte, resurrección y ascenso de Maestro Mago y Brujito.
Los engendrados se hicieron conocer por sus verdaderos nombres y proclamaron la venganza de sus padres Supremo Maestro Mago y Principal Maestro Mago. Dejando sellado el infierno los engendrados dijeron: “Ya no existe la gloria de Xibalbá pero no obstante os dejaremos dominio sobre el Mal. Vosotros tendréis dominio sobre Los de la Guerra, Los de la Tristeza, Los de la Miseria, pero ya no se atrapará a Los Hijos del Alba, ni se agarrará a los hombres por sorpresa como ocurría cuando Xibalbá dominaba al mundo”. Y se dirigieron a los padres que habían sido sacrificados en otros tiempos en Xibalbá, diciendo: “Hemos vengado vuestra muerte y vuestros tormentos”. Inmediatamente se elevaron en medio de la luz hasta lo alto del cielo y allí convertidos en el sol y la luna iluminaron la faz de la tierra, disipando las tinieblas que habían reinado hasta entonces.
1.- Los mitos americanos son numerosos, existiendo brillantes producciones como podemos verificar en El Libro de los Libros de Chilam Balam, gran monumento literario de la cultura maya de Yucatán. Por nuestra parte, nos hemos ocupado de El libro de los Quichés de Guatemala que ha sido traducido con distintos nombres: “Popol Vuh. Las antiguas historias del Quiché”, para A. Recinos (publicado por F. C. E. México. En nuestras manos, la sexta reimpresión de 1970, aunque fue escrito en 1947); “Popol Vuh o Libro del Consejo de los Indios Quichés”, para M. Asturias y J. M. González de Mendoza (publicado por Losada, Buenos Aires. En nuestras manos la segunda edición de 1969, aunque fue escrito en 1927); “Pop Wuj. Poema Mito-histórico Kí-ché”, para Adrián. I. Chávez (publicado por Centro Editorial Vile, Quetzaltenango, Guatemala. En nuestras manos la primera edición de 1981, aunque fue escrito en 1979). La traducción de Recinos se basó en el manuscrito intitulado Arte de las Tres Lenguas, compuesto a principios del siglo XVIII por Fray Franzisco Ximénez. El documento fuente pasó a la colección Brasseur y luego a manos de A. Pinart, quien a su vez lo vendió a E. Aller y de ahí llegó a la Biblioteca Newberry, de la que Recinos hizo copia fotostática. El trabajo de Arciniegas fue traducido al castellano desde la versión francesa de P. Reynaud titulada Les dieux, les héros, et les hommes de l’ ancien Guatemala d’aprés le Livre du Conseil. Reynaud utilizó el manuscrito Ximénez. Por último, la traducción de Chávez también se basó en el manuscrito Ximénez aunque con el recaudo de considerar las dos columnas que el fraile había compuesto. Ximénez puso en la primera, la transcripción quiché aunque castellanizada y en la segunda, la traducción al castellano. Chávez reactualizó el original Quiché transcripto por Ximénez y ese material fue el que volcó al castellano. En 1927 se publicó en Guatemala una traducción hecha por Villacorta y Rodas en base al texto francés de Brasseur, pero el libro no ha llegado hasta nosotros. Lo mismo ha ocurrido con otra traducción de Brasseur debida a J. Arriola y publicada en Guatemala en 1972. En todos los casos, el documento fuente es el de Ximénez. Entre 1701 y 1703 llegó a sus manos, en el real patronato del pueblo de Santo Tomás (hoy Chichicastenango), un manuscrito redactado en lengua quiché pero representado en caracteres latinos. El documento databa aproximadamente de la mitad del siglo XVI. Desafortunadamente, el original se extravió pero Ximénez tuvo el cuidado de copiarlo aunque con algunas alteraciones.
2.- Chávez considera que esa frase alude al paso de los pobladores del norte de América desde el Asia, es decir, desde el oeste para ellos.
3.- Chávez afirma que las “pinturas” eran verdaderos libros o tablillas unidas en forma plegadiza y no simplemente grabados aislados impresos en piedra, hueso y madera. Sosteniendo su punto de vista, cita la Relación de las cosas de Yucatán del fraile Diego de Landa en el que ese autor dice: “Hallámosles gran número de libros de éstas, sus letras, y porque no tenían cosa que no hubiese superstición y falsedad del demonio, se los quemamos todos, lo cual sintieron a maravilla y les dio mucha pena”.
4.- Adaptación de la traducción de Resinos (Op. Cit).
5.- Desde aquí y hasta el final, hemos hecho las adaptaciones en base a la traducción de Arciniegas (Op. Cit).
6.- Chávez opina que se trata de una suerte de aceite debido a un cataclismo cósmico. Pero tal vez pueda deberse a la expulsión de petróleo encendido por ruptura de alguna napa cuando la explosión de un volcán.
7.- Alude a un largo peregrinar “descendiendo” desde regiones muy frías hasta llegar a lugares de asentamiento más permanentes.