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LA REGLA DE ORO “TRATA A LOS DEMÁS COMO QUIERES QUE TE TRATEN”


LA REGLA DE ORO “TRATA A LOS DEMÁS COMO QUIERES QUE TE TRATEN”, NO IMPONE UNA CONDUCTA, OFRECE UN IDEAL Y UN MODELO A SEGUIR AL PAR QUE NOS PERMITE AVANZAR EN EL CONOCIMIENTO DE NUESTRA PROPIA VIDA. SILO
Mendoza 17/12/95.
Estimado Alekos: En la conversación telefónica de anoche me comentabas que la frase “trata a los demás como quieres que te traten”, ha sido motivo de buena comunicación con much
a gente que anda por ahí perdida entre sus Contradicciones, gente que además aumenta de contínuo la contradicción entre los que los rodean. Los comportamientos se hacen hoy cada vez más erráticos y nadie sabe a qué atenerse con los otros, al par que los otros tampoco saben qué esperar de uno. En algunas ocasiones hemos aludido a la “moral”. Semejante palabra hoy huele a falsedad, como pasa con tantas otras que han sido manoseadas y utilizadas con las peores intenciones. Qué es hoy la “moral” sino un armatoste obsoleto en el que nadie cree ?
Nuestra moral nada tiene que ver con la farsa instituída. Nosotros nos apoyamos en un gran principio de comportamiento que ha sido llamado “la Regla de Oro”. Es claro que para quienes conocen el pensamiento humanista, la Regla de Oro no presenta ninguna dificultad. Su coincidencia con la visión que tenemos del ser humano es perfecta. No obstante, algunos comentarios pueden ayudar a difundir un comportamiento en el que se afirma y justifica el esfuerzo por erradicar el dolor y el sufimiento en la sociedad en que vivimos. Cuando hablamos de antidiscriminación, de respeto por la diversidad, y de elección de las condiciones de vida a las que
aspiramos para nosotros y para los demás, está resonando esta moral. En el Vocabulario Humanista se escribe sobre la Regla de Oro: “Principio moral, muy difundido entre diversos pueblos, revelador de la actitud humanista. Damos a continuación algunos ejemplos. Rabino Hillel: “Lo que no quieras para tí no lo hagas a tu prójimo”. Platón : “Que me sea dado hacer a los otros lo que yo quisiera que me hicieran a mí “. Confucio: “No hagas a otro lo que no te gustaría que te hicieran”.Máxima jainista : “El hombre debe esforzarse por tratar a todas las criaturas como a él le gustaría que le tratasen”. En el cristianismo: “Todas las cosas que quisiérais que los hombres hicieran con vosotros, así también haced vosotros con ellos”. Entre los sikhs: “Trata a los demás como tú quisieras que te trataran”.
La existencia de la Regla de Oro fue
comprobada por Herodoto en distintos pueblos de la antigüedad”. En el Humanismo se dice: “trata a los demás como quieres que te traten”. En el Movimiento Humanista muchas personas entienden, practican y/o tratan de practicar este
principio de conducta. Ellas parten de una sensibilidad, de una apreciación del otro, diferente a la que se ha impuesto hasta ahora en esta época de desestructuración de la relaciones humanas. El entendimiento cabal de este principio, parte de la comprensión de la estructura de la vida humana en su totalidad. Esta comprensión es diferente a la habitual. En el Movimiento se desconfía sobre la sinceridad de otros cuando dicen que lo comparten, porque su visión del ser humano es frecuentemente opuesta a la del Humanismo. Si habitualmente no se trata al vecino en base a este principio, qué puede quedar para los que hablan del cambio de la sociedad y del mundo? En qué se fundamenta realmente su lucha para mejorar las condiciones de vida del ser humano? Veamos las ir de esto cuando la palabra “realizarse” no está clara sino se presenta el objetivo, cuando la palabra instinto” y la palabra “sublimación” son metáforas de una Sicología mecanicista hoy ya, a todas luces, insuficiente? Y no faltan los más brutales que predican: “Ud. no puede obrar fuera de la Justicia establecida que está hecha para que todos nos protejamos mutuamente”. En este caso, no se puede reclamar desde esa “Justicia” ninguna actitud moral que la sobrepase. En fin, quedan algunos que hablan de una Moral Natural zoológica, y aún otros que definiendo al ser humano como “animal racional” pretenden que la moral se derive del funcionamiento de la razón de dicho animal.
Para todos los casos anteriores, no cuadra bien la Regla de Oro. No podemos estar de acuerdo con ellos aun cuando nos digan que, con otras palabras, estamos hablando de lo mismo. Está claro que no estamos hablando de lo mismo. Qué habrán sentido en los distintos pueblos y momentos históricos todos aquellos que hicieron de la Regla de Oro el principio moral por excelencia?. Esta fórmula simple, de la que puede derivarse una moral completa, brota de la profundidad humana sencilla y sincera. A través de ella, nos develamos a nosotros mismos en los demás. La Regla de Oro no impone una conducta, ofrece un ideal y un modelo a seguir al par que nos permite avanzar en el conocimiento de nuestra propia vida.
Tampoco la Regla de Oro puede convertirse en un nuevo instrumento de la moralina hipócrita, útil para medir el comportamiento de los otros. Cuando una tabla “moral” sirve para controlar en lugar de ayudar, para oprimir en lugar de liberar, debe ser rota. Más allá de toda tabla moral, más allá de los valores de “bien” y “mal” se alza el ser humano y su destino, siempre inacabado y siempre creciente. Recibe con esta un fuerte abrazo.
Mario

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