Una vez en la vida o cada tanto
tiempo, uno tiene que consultarse:
¿Qué quiero? ¿Qué dirección le
quiero dar a mi vida? ¿Cual es mi “destino mayor”?
Las trabas que pone el sistema
hacia eso conforman en síntesis muchos de los problemas de imagen de sí.
Todas las falsas esperanzas son
del sistema y, cuando uno proyecta su vida como que su desarrollo personal
depende de la pareja, la guita, la familia, las amistades, se va a traicionar.
Así que para trabajar la traición
va a tener que reconocerse fracasado, pero ¿fracasado en que?, en que ha
basado sus expectativas vitales en falsas esperanzas, en otro. Eso
jamás va a resultar, porque ha basado su proyecto vital en el proyecto del
otro, eso es cosificarse y cosificar al
otro.
La compensación de la traición son
las falsas esperanzas. Y la mayor de las
traiciones es no reconocerse,
individuo con infelicidad, capaz de
transformarse.
Y lo primero que hay que transformar
es la dirección que uno tiene. Ahí aparece la resistencia: si uno
transforma o se dedica a trabajar la traición, el temor o la dirección ¿tiene
que destruir todo lo que ha construido? No es así, uno al trabajar eso direcciona nuevamente todo lo que ha construido. Lo
que no interesa lo deja, pero lo que interesa continúa.
Si nosotros como conjunto humano,
como individuos dentro de un conjunto humano no avanzamos más, es porque no sabemos lo que valemos. Realmente no
lo sabemos.
Uno descubre que su destino mayor tiene que ver con el
sentido de la vida, que es de uno hacia otros y que la forma eficaz de
llevarlo adelante es el manual de organización. O sea, el espíritu es la
doctrina y la forma de implementarlo es el manual.
Actuamos según motivaciones, intereses y aspiraciones.
Las motivaciones vienen más bien de atrás, del pasado;
las aspiraciones son aquellas
cosas que desearía que fueran,
aunque quizás no haga mucho al respecto. Los intereses tienen que ver más con las conductas, y
ellas denotan la dirección mental.
Si uno quiere transformar esa
dirección debe conocerla. Transformar puede ser reforzar
alguna cosa y dejar otras que no interesen.
Ahora yo direcciono mi vida y el
otro me jode. Cuando me soy fiel a mí mismo, si el otro no cumple el acuerdo,
no me traiciona, en todo caso me libera del acuerdo. No hay lugar
al resentimiento. Yo avanzo y el otro se queda. Lo que haga es su problema, yo avanzo y, si puedo, le doy una mano.
Serse fiel, vencer
los temores, las resistencias, aumentar la felicidad en uno y en los
demás son obsesiones que se resuelven
en una: Ser feliz, útil y libre. Aprender...
.... Reconocer el fracaso en el corazón no es grave, es
decir: Bueno, sincerémonos, estas son mis falsas esperanzas, estos
son mis temores, en fin cosas terrenales. Afirmación, seguridad, errores de calculo...
-----
Nuestra pretensión es superar el
dolor y el sufrimiento en uno mismo y en los demás.
Cuando no atiendo compenso y
cuando atiendo direcciono, compenso con lo que voy a hacer la semana que viene
o con que el maná cae del cielo, direcciono trabajando de acuerdo a un
calendario con un mínimo de corrimiento.
No hay comentarios:
Publicar un comentario