La bondad se experimenta como una reconciliación con uno mismo aunque se refiere a los otros. Así como se experimenta el odio, lo opuesto a la reconciliación, a la bondad. El odio te lleva a una tensión tal que exige una catarsis, una tensión inaguantable, en donde no soportas al otro, donde quieres hacer desaparecer al otro. En la bondad se amplía el otro y en él te reconoces y eso te reconcilia. Y ese es un registro unitivo. El otro caso es un registro de disolución, de desintegración. Y cuando eso pasa, lo recuerdas como algo desintegrador, como algo malo que te pasó. Y cuando sucede lo otro, cuando recuerdas un acto de bondad que has producido, lo traes a la memoria y te sirve hoy.
Eso es lo que tú necesitas recordar, lo bueno que has hecho, y eso es lo que te invita a hacer esas buenas cosas en el futuro. Si hubiera alma, esa alma trabajaría con fuerzas, con fuerzas que van produciendo una cierta unidad o fuerzas que se contraponen que se oponen entre si. Para que habría de continuar esa alma, para sentir siempre ese sufrimiento, esa oposición? Mejor que desaparezca! (risas). Si esa alma existiera quisiéramos que esa alma fuera unitiva, que tuviera un centro hacia lo cual todo converge y todo se armoniza en ese centro. Quisiéramos que eso sí fuera creciendo. Aspiraríamos a una alma en crecimiento y no a una alma estática fija como una fotografía, viviendo en una determinada habitación, dentro un salón. Sería un alma que se amplía. En el medioevo hablaron del alma del mundo. Un alma más allá de lo individual de lo personal, pero que permitía que las cosas funcionaran.
En los animales y en la personas, en esa época se creía que existía un alma en las personas y en los animales. Era lo que anima-ba a los anima-les. Era ese principio que le daba movimiento. Y de esa alma entendieron que en algún momento se producía un nuevo principio que ya no era simplemente el alma. Se parecía más a un soplo, a un espíritu, algo que se sentía adentro en el corazón en los pulmones, era algo como respiratorio un pneuma como los neumáticos (risas) que tienen aire adentro. Así se sentía en esa época el espíritu, como un principio distinto al alma y ese espíritu no estaba existiendo siempre, se creaba, se iba generando por lo que hacías, porque tú estabas en este mundo con tu cuerpo y hacías cosas con tu cuerpo, no solo subsistías, no solo comías cosas, cumplías con tus necesidades sino que tenías aspiraciones, tenías tendencias al futuro a ver qué tipo de cosas ibas a lograr y lo hacías con personas en un mundo de personas.
Te relacionabas con las personas en un modo unitivo o de un modo contradictorio. Y cuando te relacionabas con las personas contradictoriamente también creabas contradicción en ti mismo, entonces no podías volar hacia el espíritu, no podías construirlo, te faltaba unidad. Y para obtener esta unidad necesitabas de actos de bondad. Esto creían los antiguos.
Nosotros nunca sabemos bien cómo son las cosas, entonces nos esforzamos por entenderlas. Porque todo va cambiando muy rápido. La pregunta debería ser qué vamos a creer mañana y en qué vamos a creer pasado mañana, porque lo que estamos creyendo hoy no es ninguna garantía para el futuro. Y las cosas que hoy se creen o no se creen cambian, van a cambiar muy rápido. Mucha gente empezará a creer cosas que hoy no cree, que no se imagina. Mucha gente que cree que el mundo es de un modo determinado verá muy pronto cómo lo que cree cambia. Por eso lo que nosotros creemos hoy está bien, pero sobre todo en qué vía vamos, en qué dirección vamos, qué iremos a creer. Es nuestra dirección mental lo que juega en estas cosas.
Iremos dando unidad a nuestra mente, a nuestras acciones, o iremos disolviendo esa unidad, aumentaremos nuestra carga de contradicciones o pondremos todo nuestro esfuerzo para direccionar hacia la vida. Eso es lo que puedo comentar según me parece. Sobre el amor, el amor a las personas, el amor a la humanidad, sobre la bondad, sobre lo que está en movimiento, sea a ese que veo o sea a todos los que veo pero que ni siquiera están acá, sino que están en un largo proceso hacia el futuro. Bueno estamos bien. Si el amor se siente, mejor! y si se siente el amor por la humanidad, aunque sea un débil afecto estamos en camino (risas) un mínimo afecto por la humanidad, cuánto se necesita esto! Pero en una persona, en otra y en otra, y en todas las personas un mínimo de afecto por la humanidad, parece que no estuviera eso hoy.
Sin embargo, la historia es larga, o sea que empezará a surgir el afecto por los demás. No importa las cosas que pasen, el tema es cómo podemos apartar las piedras que hay en ese camino. Eso!.
SILO. Bomarzo Provincia de Viterbo, Italia
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