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X. MITOS AMERICANOS.



La historia perdida.
En el llamado Popol Vuh estaba pintada la llegada de los primeros pobladores venidos desde el otro lado del mar.(2) Allí estaba contada la historia de la obscuridad y la vida que se halló en las nuevas tierras. Ese era el primer libro que fue pintado antiguamente.(3) En el gran relato se vió cómo fueron formados el cielo, la tierra y el infierno; como fue dividido cada uno en cuatro puntos al extender la cuerda de la medición. Con cuatro puntos se formaron los cuadrados que fueron divididos en tres: el cuadrado del cielo, el cuadrado de la tierra y el cuadrado del mundo subterráneo.
Las generaciones humanas: el hombre animal, el hombre de barro, el hombre de madera y el hombre de maíz
Mientras los Formadores trabajaban, pensaron que cuando se hiciera la claridad tenía que aparecer un ser que los invocara y para ello debía saber hablar, nombrar. Y habría de comer, beber y respirar. Para el futuro ser crearon un mundo adecuado que tenía tierra, agua, aire, plantas y animales. Y estando terminada la creación, dijeron a los animales: “¡Hablad y alabadnos!”  Pero no se logró que hablaran. Cada uno de los animales chilló de modo diferente y el Creador y el Formador se dijeron: “No hemos conseguido que los animales hablen e invoquen nuestro nombre. Esto no está bien. Vuestras carnes serán trituradas. Y los animales sirvieron para alimento unos de otros.
Al acercarse la aurora se dijeron que debían apurarse y realizar otro intento. Con lodo hicieron al hombre pero este no movía la cabeza ni los miembros. Al comienzo hablaba pero no tenía ningun entendimiento. Primero se endureció pero luego se humedeció en el agua y ya no se pudo sostener en pie. Entonces deshicieron su obra y discutieron en consejo.
Decidieron hacer un hombre de madera y procedieron. Fueron hechos los hombres– muñeco. Hablaban y se arrastraban por la tierra. Tuvieron hijos que eran muñecos de palo. Sin sangre sus manos y sus pies estaban secos. Ante el fracaso de los muñecos, los Formadores mandaron una gran lluvia. Se formó un Diluvio que comenzó a caer desde lo profundo del Cielo. Todos los seres se rebelaron contra los hombres de palo. Los animales grandes y chicos, las piedras, los platos, las tinajas, las ollas, todos se alzaron y comenzaron a gritar: “¡nos quemábais y ahora nosotros os vamos a quemar, nos golpeábais y a hora nosotros os golpearemos!”. Sin saber a dónde ir los hombres de madera subían a las casas pero estas los arrojaban desde sus techos; se escondían en las cuevas pero estas se cerraban y los trituraban. Así fueron aniquilados. Hay quienes dicen que su descendencia se conserva en los monos de las selvas. Estos seres son parecidos al hombre pero en realidad son los sucesores de aquellos muñecos.
Los Formadores platicaron y decidieron poner alimento y bebida saludable en el interior del ser humano, por ello de maíz blanco y amarillo formaron su carne y prepararon líquidos con los que hicieron su sangre, produciendo su gordura y vigor. Como parecían hombres terminaron siendo hombres. Fueron buenos y bellos, fueron dotados de inteligencia. Miraron y prontamente su vista se alargó alcanzando a ver todo lo que hay en el mundo. Prontamente dieron gracias al Creador y al Formador. Dijeron: “hablamos, pensamos, sentimos y conocemos lo que está lejos y cerca, vemos lo grande y lo pequeño en el cielo y en la tierra”. Pero al Formador y al Creador no les gustó lo que escucharon de sus criaturas. “No está bien lo que dicen nuestras obras, ¿serán más que criaturas y acaso dioses como nosotros? – dijeron los Primeros Padres. Luego se reunieron en Consejo y discutieron el futuro de sus criaturas porque tenían temor a que no se multiplicaran, a que no se reprodujeran  cuando comenzara la era de la salida del sol. Por todo ello los dioses discutieron una y otra vez hasta que decidieron infundir el sueño y velar los ojos humanos permitiendo que vieran solamente lo que estaba a corta distancia. Así fue suprimida la sabiduría del origen de la raza Quiché. El Creador y el Formador crearon a las mujeres y cuando los hombres despertaron de su sueño se alegraron sus corazones a causa de sus esposas.(4)
Destrucción del falso Principal Guacamayo a manos de Maestro Mago y Brujito.(5)
Todavía no había salido el sol sobre la superficie de la tierra y ya había uno llamado Principal Guacamayo, que se ufanaba de su poder y sus virtudes. Principal Guacamayo contaba la historia de aquellos que habían perecido a causa de los diluvios de agua y también de una sustancia oscura como resina que había caído de los cielos.(6)
Durante mucho tiempo los hombres tuvieron que caminar por lugares desconocidos huyendo del frío y buscando alimento.(7) Usaban el fuego pero cuando se les apagó, tuvieron que inventarlo frotando maderas. Al principio se encontraron con el mar y caminando sobre él en medio de un inmenso frío llegaron a otras tierras. El sol y la luna no se veían. Las tribus se habían separado tanto a lo largo del tiempo que cuando un grupo se encontraba con otro ya no se entendía. Era el tiempo en que se buscaba el sol que calienta y los bosques y los animales. No había casas y sólo las pieles de algunas fieras servían de abrigo. Pero cuando los pobladores primeros llegaron a las tierras llenas de selvas y ríos y volcanes, Principal Guacamayo quería hacer creer que él era el sol y la riqueza y que a él debían los hombres su obediencia.
Dos dioses, dos engendrados que se llamaban Maestro Mago y Brujito, descubrieron a Principal Guacamayo trepando a un árbol para comer sus frutas. Sin ser visto,  Maestro Mago se fue acercando al árbol hasta que estuvo a una distancia prudencial. Apuntó su cerbatana hacia Principal Guacamayo y en el momento oportuno lo tiroteó plantándole un dardo en la mandíbula. El infeliz cayó al suelo gritando a voz en cuello. Maestro Mago corrió con la intención de ir a matarlo pero al llegar hasta él fue asido violentamente, fue sacudido, hasta que Principal Guacamayo arrancó uno de sus brazos huyendo con él. Llegado a su casa, el jefe Guacamayo puso el brazo sobre el fuego para que su dueño fuera a buscarlo. Por su parte, los dos engendrados partieron en busca de su abuelo Gran Cerdo del Alba y de su abuela Gran Tapir del Alba y con ellos tramaron un ardid. Convertidos en dos niños, los engendrados acompañaron a sus abuelos a casa de Principal Guacamayo. Viéndolos llegar, el jefe Guacamayo estaba tan extenuado por el dolor de su mandíbula que se dirigió a los extraños preguntando si podían curarlo. Estos respondieron que eran expertos en ese arte y pusieron manos a la obra asegurando el rostro ensangrentado del jefe Guacamayo. Mientras este gemía, los visitantes le amarraron fuertemente la cabeza, el cuello, los brazos y loa piernas. Entonces comenzaron a desollarlo. Completamente lo desollaron despojándolo de las piedras preciosas y de los metales refulgentes de los que tanto se ufanaba. Así murió Principal Guacamayo a manos de Maestro Mago y Brujito cuando estos fueron a recuperar el  brazo que finalmente fue pegado perfectamente en el cuerpo de su dueño. Los dos engendrados obraron así para acabar con la maldad en el mundo habiendo ejecutado la Palabra de los Espíritus del Cielo. Luego, los engendrados se dirigieron prestos a cumplir el mandato que les habían encomendado las potencias del Cielo, las Palabras del Cielo que son: Maestro Gigante (Relámpago), Huella del Relámpago y Esplendor del Relámpago. Esas grandes fuerzas del cielo les habían ordenado destruír también a los dos descendientes de Principal Guacamayo: un hijo llamado Sabio Pez-Tierra y otro hijo llamado Gigante de la Tierra. Ellos asolaban la vida y fueron muertos por los engendrados. Así, muchas fueron sus obras pero les quedaba encerrar al mal en su territorio porque estaba diseminado por todas partes y mezclado en todas las cosas.
El juego de pelota en los infiernos: descenso, muerte, resurrección y ascenso de Maestro Mago y Brujito.
El reino de Xibalbá es un mundo subterráneo en el que están todos los daños que padece la humanidad. Desde allí salen las enfermedades, los rencores y las luchas fratricidas. Y allí son arrastrados únicamente aquellos que han hecho el mal, porque antes de que Maestro Mago y Brujito bajaran a Xibalbá todos los humanos, y no solo los malos, eran conducidos allá. Ahora bien, hubo un tiempo en que los padres de Maestro Mago y de Brujito, llamados Supremo Maestro Mago y Principal Maestro Mago, andaban por la superficie del mundo. Cuando ellos tomaban sus escudos de cuero, sus anillos, sus guantes, sus coronas, sus cascos y su pelota, los de Xibalbá se ofendían mucho. Y cuando peloteando en el juego hacían temblar la tierra, todo Xibalbá se encolerizaba. Hasta que un día, los-de-abajo, mandaron ante ellos a sus embajadores con la propuesta de disputar en el juego de pelota. Pero los de Xibalbá los traicionaron y los sacrificaron. Y así quedó sin venganza ese ultraje hecho al Cielo. Ahora bien, Maestro Mago y Brujito se alegraron porque el Cielo les encomendó que fueran a pelotear sobre las cabezas de los de Xibalbá. Los emgendrados barrieron el juego de pelota y arreglaron su espacio para, finalmente, ponerse a pelotear. Entonces, los- de- abajo dijeron: “Estos que juegan sobre nuestras cabezas haciendo temblar la tierra, ¿no son acaso los hijos de Supremo Maestro Mago y de Principal Maestro Mago, no son los hijos de aquellos que sacrificamos?”  Eso dijeron y acordaron que se fuera a llamar a los perturbadores. Enviaron sus embajadores a los engendrados con la instrucción de que estos comparecieran. “Que vengan aquí, porque queremos pelotear con ellos. En siete días jugaremos”. Recibido el mensaje, Maestro Mago y Brujito recordaron la traición que los de Xibalbá habían hecho con Supremo Maestro Mago y Principal Maestro Mago. Entonces se dirigieron al mundo subterráneo aceptando el desafío. Descendieron la rápida pendiente y pasaron los ríos encantados y los barrancos; llegaron a las encrucijadas malditas y fueron a donde estaban los de Xibalbá. Los jefes habían puesto en su reemplazo muñecos de madera para que nadie les viera su verdadero rostro (y también ocultaban sus nombres para ser más eficaces). Pero los visitantes todo lo sabían y dijeron: “Salud, Supremo Muerto. Salud, Principal Muerto. Salud, Extiende Tullido. Salud, Reúne Sangre. Salud, El del Abceso. Salud, El de la Ictericia. Salud, Varilla de Huesos. Salud, Varilla de Cráneos. Salud, Gavilán de Sangre. Salud, Dientes Sangrientos. Salud, Garras Sangrientas”. De todos descubrieron los rostros y a todos los nombraron porque ningun nombre quedó olvidado, con lo cual hicieron perder eficacia a los ocultamientos de los de Xibalbá. Los jefes, refunfuñando los invitaron a sentarse en un banco pero ellos rehusaron porque era una piedra quemante. Por lo cual los de Xibalbá les ofrecieron habitaciones en la Mansión Tenebrosa y les dieron pino encendidos para que se iluminaran y tabaco para que fumaran. Luego de esa noche los fueron a buscar para jugar a la pelota y los engendrados ganaron a los de Xibalbá. Los jefes los enviaron a descansar entonces a la Mansión de Obsidiana, plagada de guerreros, pero salieron ilesos y listos para un nuevo juego de pelota que también ganaron. Fueron regalados pues, con un descanso en la Mansión del Frío incalculable, en la que denso granizo se agregó como homenaje. Salidos de allí pasaron por la Mansión de los Jaguares en la que las bestias feroces huyeron espantadas. Y así pasaron por la Mansión del Fuego, por la de los Murciélagos, para ir a pelotear nuevamente y concluir el juego con la derrota de Xibalbá. Entonces, los jefes ordenaron hacer una piedra quemante como un asador y les pidieron a los engendrados mostrar su poder arrojándose allí. Estos cumplieron y se quemaron, se achicharraron, quedaron sus huesos blancos. Y entonces los de Xibalbá gritaron: “¡los hemos vencido!”. Luego molieron los huesos y fueron a esparcirlos por el río. Pero al día siguiente, los engendrados regresaron en la forma de dos hombres muy pobres y danzaron en la puerta de Xibalbá. Llevados ante los jefes, los pordioseros mostraron muchos prodigios. Estos incendiaban algo que luego se regeneraba, destruían algo que luego se recomponía. Animados por esa magia, los jefes pidieron: “¡matad a un hombre y luego revividlo!”. Así fue hecho. Luego pidieron: “¡ahora despedazáos entre vosotros y juntad vuestras partes!”. Así fue hecho. Al ver estos prodigios, Supremo Muerto y Principal Muerto pidieron: “Sacrificadnos y hacednos luego revivir”. De este modo, Maestro Mago y Brujito sacrificaron a Supremo Muerto y Principal Muerto, pero no los revivieron. Grande fue la confusión entre los de Xibalbá al ver a sus jefes supremos abiertos y sin sus corazones. Cuando los engendrados abrieron a los jefes de dos en dos, sus secuaces huyeron pero todos fueron capturados y abiertos de dos en dos. Todos sus hijos fueron llevados a un barranco y con todos ellos se llenó el abismo. Allí quedaron los cuerpos sin vida de los de Xibalbá. Por los grandes prodigios, por las metamorfosis de los engendrados fueron vencidos los de Xibalbá.
Los engendrados se hicieron conocer por sus verdaderos nombres y proclamaron la venganza de sus padres Supremo Maestro Mago y Principal Maestro Mago. Dejando sellado el infierno los engendrados dijeron: “Ya no existe la gloria de Xibalbá pero no obstante os dejaremos dominio sobre el Mal.  Vosotros tendréis dominio sobre Los de la Guerra, Los de la Tristeza, Los de la Miseria, pero ya no se atrapará a Los Hijos del Alba, ni se agarrará a los hombres por sorpresa como ocurría cuando Xibalbá dominaba al mundo”. Y se dirigieron a los padres que habían sido sacrificados en otros tiempos en Xibalbá, diciendo: “Hemos vengado vuestra muerte y vuestros tormentos”. Inmediatamente se elevaron en medio de la luz hasta lo alto del cielo y allí convertidos en el sol y la luna iluminaron la faz de la tierra, disipando las tinieblas que habían reinado hasta entonces.


1.-      Los mitos americanos son numerosos, existiendo brillantes producciones como podemos verificar en El Libro de los Libros de Chilam Balam, gran monumento literario de la cultura maya de Yucatán. Por nuestra parte, nos hemos ocupado de El libro de los Quichés de Guatemala que ha sido traducido con distintos nombres: “Popol Vuh. Las antiguas historias del Quiché”, para A. Recinos (publicado por F. C. E. México. En nuestras manos, la sexta reimpresión de 1970, aunque fue escrito en 1947); “Popol Vuh o Libro del Consejo de los Indios Quichés”, para M. Asturias y J. M. González de Mendoza (publicado por Losada, Buenos Aires. En nuestras manos la segunda edición de 1969, aunque fue escrito en 1927); “Pop Wuj. Poema Mito-histórico Kí-ché”, para Adrián. I. Chávez (publicado por Centro Editorial Vile, Quetzaltenango, Guatemala. En nuestras manos la primera edición de 1981, aunque fue escrito en 1979). La traducción de Recinos se basó en el manuscrito intitulado Arte de las Tres Lenguas, compuesto a principios del siglo XVIII por Fray Franzisco Ximénez. El documento fuente pasó a la colección Brasseur y luego a manos de A. Pinart, quien a su vez lo vendió a E. Aller y de ahí llegó a la Biblioteca Newberry, de la que Recinos hizo copia fotostática. El trabajo de Arciniegas fue traducido al castellano desde la versión francesa de P. Reynaud titulada Les dieux, les héros, et les hommes de l’ ancien Guatemala d’aprés le Livre du Conseil. Reynaud utilizó el manuscrito Ximénez. Por último, la traducción de Chávez también se basó en el manuscrito Ximénez aunque con el recaudo de considerar las dos columnas que el fraile había compuesto. Ximénez puso en la primera, la transcripción quiché aunque castellanizada y en la segunda, la traducción al castellano. Chávez reactualizó el original Quiché transcripto por Ximénez y ese material fue el que volcó al castellano. En 1927 se publicó en Guatemala una traducción hecha por Villacorta y Rodas en base al texto francés de Brasseur, pero el libro no ha llegado hasta nosotros. Lo mismo ha ocurrido con otra traducción de Brasseur debida a J. Arriola y publicada en Guatemala en 1972. En todos los casos, el documento fuente es el de Ximénez. Entre 1701 y 1703 llegó a sus manos, en el real patronato del pueblo de Santo Tomás (hoy Chichicastenango), un manuscrito redactado en lengua quiché pero representado en caracteres latinos. El documento databa aproximadamente de la mitad del siglo XVI. Desafortunadamente, el original se extravió pero Ximénez tuvo el cuidado de copiarlo aunque con algunas alteraciones.
2.-      Chávez considera que esa frase alude al paso de los pobladores del norte de América desde el Asia, es decir, desde el oeste para ellos.
3.-      Chávez afirma que las “pinturas” eran verdaderos libros o tablillas unidas en forma plegadiza y no simplemente grabados aislados impresos en piedra, hueso y madera. Sosteniendo su punto de vista, cita la Relación de las cosas de Yucatán del fraile Diego de Landa en el que ese autor dice: “Hallámosles gran número de libros de éstas, sus letras, y porque no tenían cosa que no hubiese superstición y falsedad del demonio, se los quemamos todos, lo cual sintieron a maravilla y les dio mucha pena”.
4.-      Adaptación de la traducción de Resinos (Op. Cit).
5.-      Desde aquí y hasta el final, hemos hecho las adaptaciones en base a la traducción de Arciniegas (Op. Cit).
6.-      Chávez opina que se trata de una suerte de aceite debido a un cataclismo cósmico. Pero tal vez pueda deberse a la expulsión de petróleo encendido por ruptura de alguna napa cuando la explosión de un volcán.
7.-      Alude a un largo peregrinar “descendiendo” desde regiones muy frías hasta llegar a lugares de asentamiento más permanentes.